Portland, EE.UU. enfrenta nuevas
evaluaciones científicas sobre la Falla de Cascadia, una zona sísmica capaz de
generar terremotos de gran magnitud.
PORTLAND, ESTADOS UNIDOS | Los últimos
análisis sismológicos realizados por equipos del Servicio Geológico de Estados
Unidos (USGS) y Natural Resources Canada han detectado señales compatibles con
acumulación de tensión en la falla de Cascadia, un sistema tectónico que se
extiende desde el norte de California hasta la isla de Vancouver. Los expertos
explican que estos indicios no implican un evento inminente, pero sí refuerzan
la necesidad de actualizar modelos de riesgo y planes de preparación en la
región.
Cómo interpretan los científicos las
nuevas mediciones
De acuerdo con investigadores del USGS,
pequeños patrones de deformación registrados durante los últimos meses sugieren
que la placa de Juan de Fuca continúa desplazándose bajo la placa
Norteamericana, un proceso natural en este margen convergente.
Los sismólogos remarcan que estas
variaciones, detectadas mediante instrumentos GNSS y redes de monitoreo
costero, forman parte del ciclo habitual de tensión que ocurre en zonas de
subducción. Sin embargo, su análisis permite mejorar la comprensión del
comportamiento histórico de Cascadia y sus posibles escenarios.
“Las mediciones actuales no indican un
cambio abrupto, pero sí aportan evidencia valiosa para ajustar los modelos de
largo plazo”, indicó un portavoz del USGS en un comunicado reciente.
Antecedentes geológicos y el potencial
sísmico de Cascadia
Cascadia es conocida porque en el año 1700
produjo un megaterremoto estimado entre magnitud 8.7 y 9.2, confirmado por
registros geológicos, crónicas indígenas y el tsunami documentado en Japón.
Este evento sirve como referencia para determinar el potencial de la zona.
Los especialistas señalan que los grandes
terremotos en sistemas de subducción no tienen periodicidad exacta, sino rangos
amplios basados en análisis sedimentarios y paleosísmicos. En el caso de
Cascadia, estos ciclos pueden oscilar entre 200 y 800 años, lo que impide
cualquier predicción directa.
Pese a ello, las agencias científicas
coinciden en que comprender la historia sísmica de la región es clave para
desarrollar estándares de construcción y planes de emergencia adecuados para
comunidades costeras de Oregón, Washington y Columbia Británica.
Preparación comunitaria y actualizaciones
de riesgo
Las autoridades locales están revisando
protocolos ante posibles emergencias. En Oregón, el Departamento de Gestión de
Emergencias ha reforzado campañas educativas sobre rutas de evacuación ante
tsunami y simulacros de comunicación.
Organismos canadienses, por su parte, han
ampliado la cobertura de sensores marinos y boyas del sistema DART administrado
por NOAA, que permiten detectar perturbaciones oceánicas de manera temprana.
“Una población informada puede reaccionar
mejor ante cualquier escenario. Nuestro objetivo no es generar alarma, sino
fortalecer la resiliencia”, indicó la Oficina de Preparación de Oregón.
Qué dicen los modelos de riesgo a futuro
Los modelos actualizados consideran
distintas variables: desplazamientos tectónicos acumulados, historial
geológico, densidad poblacional y vulnerabilidad de infraestructuras
esenciales. Aunque las probabilidades de un gran evento se calculan a escala de
décadas, los científicos enfatizan que estas estimaciones son estadísticas y no
pronósticos.
En el caso de Cascadia, los escenarios de
mayor impacto se relacionan con sismos superiores a magnitud 8.5, capaces de
generar tsunamis significativos. La preparación comunitaria y la implementación
de normas sísmicas modernas son consideradas las herramientas más efectivas
para reducir riesgos.
Datos relevantes
El USGS registra movimientos promedio de la
placa de Juan de Fuca de 30–40 mm por año — USGS.
El evento de 1700 generó un tsunami
documentado en Japón unas 10 horas después — NOAA / JMA.
La red de monitoreo sismológico de Canadá
cuenta con más de 600 estaciones activas en la costa oeste — Natural Resources
Canada.
Créditos
Autor: Lucía Herrera (Salud, Clima y
Medioambiente)
Jefa de redacción: María Quesada
Fotografía: USGS (dominio público)
