Adolescente arriesga su vida y salva a niño que cayó a un pozo

El rescate de Gabriel Ruiu por Cristian Becheanu en 2013 convirtió a un adolescente en símbolo de valentía en su comunidad. 

 

Cristian Becheanu desciende con arneses por un pozo estrecho en Segarcea para rescatar a un niño atrapado, ejemplo de valentía y rescate vertical.

Segarcea, Rumania — En 2013, un hecho ocurrido en esta pequeña ciudad del suroeste rumano marcó profundamente a sus habitantes: un adolescente de 14 años rescató a un niño de 3 años que había caído accidentalmente en un pozo de 15 metros, convirtiéndose en un héroe nacional. El caso, que atrajo la atención de medios y autoridades, volvió a circular en la memoria colectiva local por su impacto emocional y el ejemplo de solidaridad que dejó tras de sí.

El incidente tuvo lugar cuando Gabriel Ruiu, un niño curioso y activo, jugaba en el patio de su casa. El terreno albergaba un antiguo pozo de agua recubierto por tablas improvisadas que cedieron inesperadamente. En cuestión de segundos, el menor desapareció en un hueco estrecho y oscuro, iniciando una carrera contrarreloj para salvarlo. La familia, desesperada, alertó a los servicios de emergencia, quienes desplegaron un operativo que duraría más de once horas.

 

Operativo de rescate complejo

Las autoridades locales y equipos de emergencia trabajaron sin descanso para intentar recuperar al niño. Sin embargo, el pozo tenía un diámetro tan reducido —apenas más amplio que el cuerpo de un adulto— que los rescatistas no podían descender sin riesgo extremo. La presencia de humedad, la falta de apoyo estructural y el temor a desprendimientos hacían cada maniobra especialmente delicada.

Los bomberos evaluaron la opción de ampliar la apertura del pozo, pero descartaron la idea temporalmente para evitar derrumbes que pudieran agravar la situación. Mientras tanto, familiares, vecinos y curiosos se reunían en torno al operativo, acompañando con silencio tenso cada intento fallido. Las horas pasaban, y el frío comenzaba a sentirse en la superficie, mientras Gabriel seguía atrapado en la oscuridad sin acceso directo a mantas ni calor corporal.

 

El acto decisivo de Cristian

En ese ambiente de angustia, Cristian Marian Becheanu, de apenas 14 años, se acercó para ofrecer su ayuda. Conocido entre sus vecinos por su carácter decidido, el adolescente se presentó ante los equipos de rescate y les planteó una posibilidad que hasta entonces nadie había considerado con firmeza: descender él mismo, sujeto por cuerdas, aprovechando su complexión física más ligera y su menor volumen corporal para acceder al estrecho pozo.

Los responsables del operativo evaluaron los riesgos. Tras ajustar arneses, reforzar poleas y revisar nuevamente el diámetro del pozo, autorizaron el descenso con máxima precaución. Cristian fue amarrado cuidadosamente y, con instrucciones claras, inició el descenso vertical hacia la oscuridad. Las miradas se clavaron en la cuerda que sostenía su cuerpo, mientras los rescatistas contaban los metros con respiración contenida

Durante minutos que parecieron incontables, Cristian avanzó lentamente, evitando golpes contra las paredes húmedas. Cuando finalmente alcanzó al pequeño, lo aseguró con el mismo arnés que llevaba atado al cuerpo y pidió que los elevaran juntos. Al emerger nuevamente a la luz, ambos estaban exhaustos, pero ilesos. La escena provocó aplausos, lágrimas y abrazos espontáneos. En cuestión de horas, el nombre de Cristian comenzó a circular en todo el país como sinónimo de empatía y valentía.

 

Reconocimientos y aspiraciones

La hazaña tuvo repercusión nacional. Cristian recibió becas y menciones honoríficas de autoridades locales y regionales, destacando su iniciativa y coraje. Medios rumanos y extranjeros retomaron la historia, subrayando la importancia de la acción individual ante situaciones límite. En declaraciones posteriores, el adolescente afirmó que su motivación principal había sido “simplemente ayudar”, sin imaginar el alcance que tendría su decisión.

Con el paso de los años, según medios locales, el joven expresó su interés por convertirse en bombero, inspirado por las horas que pasó observando a los equipos de rescate actuar con profesionalismo. Para muchos habitantes de Segarcea, ese deseo reflejaba la continuidad de un compromiso nacido en un momento crítico y sostenido con humildad.

Hoy, el pozo ha sido sellado definitivamente, y la familia de Gabriel —quien creció con normalidad tras el accidente— mantiene en casa una fotografía de Cristian como recuerdo permanente de aquel día. Aunque el tiempo ha pasado, el episodio sigue siendo mencionado en escuelas y encuentros comunitarios como ejemplo de solidaridad y valor.

 

Datos relevantes:

  • Más del 60% de los accidentes infantiles en Europa del Este ocurren en el hogar — Organización Mundial de la Salud (OMS, Informe de Seguridad Infantil 2022)
  • Rumania registró 21.400 intervenciones de rescate por parte del Inspectorado General para Situaciones de Emergencia en 2023 — IGSU Rumania
  • La velocidad media de descenso seguro en rescates verticales en espacios confinados no supera 0,2 m/s — Federación Internacional de Rescate en Altura, Manual Técnico 2021

 

Créditos:

Autora: María Paz Fernández

Jefa de redacción: María Quesada

Fotografía: Creative Commons


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